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Ciudadanos de otro mundo

Hay algo fascinante de leer una carta que data de hace casi dos milenios con la confianza de que fue escrita para mí y para esta generación - aun sin ignorar que el remitente y el destinatario no son de esta época-. Los personajes mencionados en la carta estaban inmersos en un contexto distinto al nuestro, y eran un grupo de personas en una ciudad portuaria del imperio romano, dotados de la ciudadanía del imperio y con una creencia tildada como sectaria que fácilmente se identificaba como antiimperialista.  El escritor, Pablo, invita a una manera de vida en comunidad francamente contracultural y hasta contraintuitiva, con una identidad fraguada para otro reino.

El capítulo 2 de la carta a los Filipenses provee una invitación/desafío/mandato a ser como Jesús y tener la actitud de Jesucristo. Luego plantea la necesidad de vivir en el mundo, contrastando con los valores del mundo. Y finaliza con ejemplos de personas que siguen el ejemplo de Jesucristo con sus vidas. Parece sencillo, pero llevo dos semanas meditando e intentando capturar mejor lo que el pasaje comunica (con la inspiración y ayuda de lo que otros ven también en el pasaje*), qué quiso decir a sus lectores originales y en sus contexto de producción, y que me comunica a mi o qué le dice a mi generación. Me resulta muy difícil comprender bien cómo es Dios, es muy desafiante seguir su ejemplo y aún más complejo asimilar las implicaciones de vivir así. Pero no es una invitación posible en las débiles fuerzas humanas…

El ver como es Jesús y su actitud me parece casi de locura, lo confieso. Van años que reconozco que Dios es diferente a la manera que muchas veces lo imaginamos, pero en este pasaje resulta muy provocador para quienes creen que él es un diostodopoderosoinmutableinaccesibleysoberbio, y aun cuando muchos en nuestras comunidades no lo perciban así, nos incomoda pensar en un Dios humilde, débil, que se despoja de sus privilegios y redefine el poder para algo que sirve a otr@s y no a uno mismo.  El probable himno que cita Pablo acerca de Jesús nos habla de Dios convirtiéndose en ser-humano, y es en ese despojarse y humillarse que se expresa mejor su divinidad. Algo así como la imagen del Cordero sacrificado que está centrado el trono de Dios y reina por medio del poder sacrificial que le llevó a la cruz (en el libro de Apocalipsis)… Yo solo me quedo reflexionando, maravillada, en un proceso de re-conversión…

Quienes vivan imitando este ejemplo, desde la debilidad y la dependencia de Dios, han de brillar como estrellas (!) ¿Y cómo no se habrían de notar? Si éstos seguidor@s de Jesús caminan en descenso, no buscando su éxito a costa del bienestar de otros, no acumulando bienes que implique el empobrecimiento de otros, sin mentir para avanzar, sin pagar mordida para salir libres, abriendo sus vidas y sus hogares para recibir a otros, sin torcer la justicia para el beneficio propio, sin quejarse porque otros no hacen lo mismo que ellos…viviendo de verdad. Éstos y éstas que brillan se aferran a las Palabras que dan vida, las que animan a no tener miedo aun en medio de las dudas y que dan el valor para vivir diferente.

Pablo dice que vivir así no es ilusorio. Da ejemplo de dos que sirven en la comunidad y de otras más hacia el final de la carta. Ellos y ellas no ven solo por sus propios intereses y creen que todos son dignos de un trato que valore a las personas por quienes son (no por lo que producen), son humildes y miran con compasión, son amables y ponen su vida por cuidar del enfermo y del preso. Luchan por la verdad y se sienten animados al saber que no están solos, lloran y saben que necesitan de los demás. Son muy humanos, de hecho, son más humanos porque se asemejan a Jesús.

Y es aquí donde esta realidad me deshace, me conmueve y no me deja conforme a los hábitos políticos de mi país, ni a las (pocas) prácticas de convivencia de mi congregación ni tampoco a creer que mi vida no pueda ser reconfigurada por este Dios para servir y amar mejor… porque lo encontramos en debilidad y son las mejores noticias cuando estamos –y vemos- desde abajo.


*esta son mis reflexiones, las cuales se han visto desafiadas y articuladas por otros y otras de diferentes contextos nacionales, denominacionales y generacionales, principalmente de la IFES

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